domingo, 2 de enero de 2005

A veces.. me lamento

A veces escribo, despertándome a la mitad de la noche, con éstas ganas, tu rostro invadiéndolo todo al cerrar los ojos…

A veces veo, leo el lenguaje místico de tus ojos, intento ser feliz y contagiarte el sentimiento, estirar los minutos, convertir las horas en vidas, saberte aquí.

A veces escucho, cómo describes los lugares, te arranco las risas, contemplo tus suspiros, me esfuerzo cada vez por despertar a aquélla mujer tan linda que vivía dormida en vos… y no pararé hasta despertarla por completo.

A veces huelo, saberte aquí, te recorro, sin mucha prisa, ni tanta calma, te voy reconociendo por tramos, creando poco a poco el mapa de vos, con cada colina y depresión existente, cual explorador inexperto del nuevo mundo que dejás en mis brazos.

A veces pruebo, bebo a sorbos vagamente moderados tu líquido vital, asciendo brotar la savia y recolectándola cual si fuera polvito de estrellas, cada vez más sublime, para luego llevarla a la bodega de la memoria, con pruebas al corazón.

A veces siento, libero la piel y apago lo demás, permitiendo que sea ésta la que me diga que aquí te encuentras, que sean tus espasmos los que me indiquen el camino adecuado, en un sendero sin letreros, llegar a ser... contigo.

A veces hablo, sin pedir tregua, rindiéndome ante tu sonrisa, que siempre encuentra la manera de destrozar las armas, todas ellas; hablo haciendo la peor traducción del corazón, intentando hacer que el tuyo se colme, entienda sonidos inaudibles que solo dos comprendemos.

A veces soy vaquero, otras poeta frustrado, cometa desboscado o simple escritor erróneo en tiempos y modos, soy aquél que bien podría estar enamorado, soy confidente y amigo, consejero furioso y amante inoportuno, la magia, el ángel herido, el “sin título”, el amor que tiene miedo de volverse fugaz.

A veces pienso que tenés miedo, de que pueda ser el amor de tu vida, que me vuelva indispensable para vos, que llegue le momento en que dejes toda esa estúpida y falsa seguridad por estar aquí, que te enamores de modo tal que puedas perder el control de ti misma, tenés miedo de que un día tengas el corazón en la mano, y que luego yo te deje ahí, con las alas desplegadas y a mitad del vuelo, para convertirme en cometa, dejándote ahí, con sólo un par de alas, en una estrella fugaz… Tenés miedo a una caída irreal, en la que no pienso dejarte sin paracaídas.

A veces sueño, que en verdad me quieres, que en verdad te importo y que te enamoras perdidamente de mí –no, perdidamente no, con toda la seguridad y caminos correctos- sueño que soy el único, el destructor de las limitaciones, sonrío un poco… felicidad por instantes.

A veces puedo ser “ese viento, que te arranca del aburrimiento, y te deja abrazada a una duda, en mitad de la calle y desnuda.”

A veces sacudo la cabeza… y vuelvo a la realidad


el flako mix
Citlalmacuauhtécatl
In Lakech

4 comentarios:

Mujer sin demonio... dijo...

Lindas éstas letras... me agradaron mucho en verdad...

Anónimo dijo...

Esas dudas... Las mismas de siempre y todas nuevas cada vez. Qué haríamos sin ellas?... Cómo sería vivir sin pensar, sin esperar?...
Un besote.
Andrea.

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario. Gracias por descrubrirme tu espacio, merece la pena psasrse por aquí. Por cierto ¿conozco yo a Dafne...? ¿Con otro alias, quizá?

Un abrazo transoceánico y feliz 2005, y que todo eso que haces, no sea "a veces", que perdure los 361 atardeceres que le quedan a este año... :-)

Sergi

http://blogs.ya.com/alasdealbatros

un soñador cualquiera dijo...

mujer: gracias, se hace lo que se puede...

Andie: sería... como amar sin preocuparse... la pura dicha!

lobo: pues... a veces se dejan, y salen. abrazos de reyes analfabetos

albatros: pues no sé, según yo no en persona, pero en algún lugar, en alguna estrella se habrán visto... gracias a usted por pasarse por aquí, ésta es su casa.