viernes, 31 de diciembre de 2004

El último y nada que nos vamos.

El año se acaba, la gente corre hacia los hogares, las vinaterías hacen el negocio del año, felicitaciones por todos lados… yo sigo aquí.

Despido al año agradeciéndole a la vida por todo lo que me dio los últimos doce meses, por estar donde estoy ahora (en la zotea, en el estudio que tanto tiempo costó)

Le agradezco por todo el tiempo, por los nuevos amigos y los nuevos conocidos, por todos las fiestas y celebraciones al lado de la gente que quiero, y que ahora sé que me quiere, por todas las mujeres que se atrevieron a compartir un poquito de sí mismas, que me acogieron en sus brazos y supieron darle refugio al maltrecho corazón; por las manos que se extendieron cuando hacía falta, por las noches de luna llena, por los recordatorios de que existen seres alados, por éste espacio, que es tanto suyo como mío, y que tantas personas excepcionales a traído hasta aquí, por los desvelos que rindieron frutos, por los que no, por los viajes interminables y el trabajo constante, por devolverme la fe en el amor y sus virtudes… por todo.

Para este nuevo año que en cualquier momento estará por comenzar, no hago falsas promesas, sé que no voy a dejar de fumar, ni que seré más bueno, o lo que es peor, menos ojete, no pienso ser defensor de los necesitados ni alma caritativa… en fin, no voy a cambiar al mundo, no en el año que viene, no en su totalidad, pero tengo propósitos mucho más realistas: prometo seguir sonriendo a la menor provocación, queriendo con el alma de por medio a cuanta incauta se le ocurra atravesarse por mi camino, fumar un poco menos, soñar cada vez más, llegar hasta más estrellas, coleccionar y resguardar más sueños, ser más cortés y más valiente, tener cada día menos inseguridades, escribir con el corazón y la cabeza, desconocer cada vez más a la vergüenza, luchar contra la ignorancia y las represiones personales, enamorarme más seguido (por peligroso que se lea), besar más y dormir tal vez menos, pero mejor, continuar regalándote estrellas y cometas, realizar más proyectos interminables, los anteriores terminarlos de una vez por todas, cumplir más sueños e ilusiones, derribar al miedo vencer a la puta pereza, hacer que el tiempo deje de tener (tanta) importancia… lograrlo todo.

Ya de despedida les deseo lo mejor, los que leen que sigan leyendo, ya sea a su servilleta o a sus finísimas recomendaciones, que encuentren el amor, si ya lo tienen que lo conserven, que den más abrazos y besos sin que nada más importe, que sonrían y se enamoren como deporte oficial, que se ocupen más de ser felices y se preocupen menos, que volteen más seguido a las estrellas, recordando que es justamente eso lo que hace que brillen cada vez más, que todo lo que hagan lo hagan con el corazón, y lo hagan bien… que se dejen SER

nota: para que lean que todavía hay gente buena:

Hoy por fin cumplí la promesa que me había hecho desde hace tiempo: ir al cine sólo. la película elegida fue “El sabor de la vida”, el problema es que llegué con hora y media de anticipación, así que decidí ir a buscar un café para matar el tiempo, dando vueltas por reforma y ná, todo cerrado por elegir el último día del año para cumplirme la promesa, encontré un café bastante malo y vil, pero lo logré, nada más que no había donde sentarse, entonces fue para llevar, me senté en un banquita toda banquita de reforma, mientras veía el lindo tráfico de la avenida, un policía que se entretenía con su celular, patanes gritándole improperios a una mujer que lucía una minifalda que sólo cubría lo estrictamente necesario, y la chica:

Una joven, como de mi edad se cayó atravesando la avenida, al parecer dio un buen azotón, pues de inmediato un hombre se acercó a auxiliarla, seguido de una mujer, ya luego el policía del celular… en fin, un mesero todo amable que fue a ver que pasaba para luego regresar con una botella de alcohol y gasas para la herida, el policía que fue por la ambulancia, los mirones de ley (yo incluído en ésta última categoría: si no puedes ayudar no estorbes), al final había unas veinte personas con ella, mientras ella lloraba amargamente, y todos muy preocupados le ayudaban… al cabo de unos 5 minutos el policía regresaba con la ambulancia, la revisaron y parece que sólo fue el susto y un raspón que dejará cicatriz… el mesero todo amable la acompaña mientras se pierden entre la exposición de nacimientos que se encuentran en el pabellón de reforma, las hojas que arrastra el viento, la gente que corre apresurada a preparar la cena de fin de año… yo no puedo evitar soñar y me imagino que la muchacha se enamora del mesero, por ser un tanto el héroe, pasa el tiempo y regresan a ése punto, él le pide matrimonio y ella con el llanto en sus ojos acepta, tienen chorrocientos chamacos, viven felices celebrando aniversarios en el ángel de la independencia, mientras le cuentan a los nietos como se conocieron…

felices fiestas, que lo peor del próximo año sea lo mejor de éste.

el flako mix
Citlalmacuauhtécatl
In lakech (yo soy tú, tú eres yo)

3 comentarios:

Unknown dijo...

My Flakomix....

Hermosa forma de terminar el año...me has hecho imaginar la escena tan vividamente que casi creo haberla visto...


Abrazote para ti y el mejor de los años...

Càlidamente...

un soñador cualquiera dijo...

piel: pues gracias, me provocas cosas... un mejor año que el mejor que hayas tenido hasta ahora, muchos muchos abrazos, cálidos como hogueras

Anónimo dijo...

asi que la solucion es fingir una caida enmedio del periferico para encontrar el amor eh!