miércoles, 26 de septiembre de 2007

Pasajeros, pueden desabrochar sus cinturones, el peligro ha pasado, pueden volver a sus actividades normales...

El corazón está tranquilo, está feliz.

Aparentemente todo fue un mal sueño, y un pellizco era todo lo que hacía falta.

De paso, todavía no puedo abandonar compleatamente el vicio del cigarro, pero ahí vamos.



el gato rocanrolero

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